jueves, 26 de mayo de 2011

ENSAYO FINAL

Diseño, Nosotros y el Mundo

“el mundo no puede evolucionar más allá de su actual situación de crisis utilizando el mismo pensamiento que creó esta situación” Albert Einsten.

La revolución industrial, que comenzó hace más de un siglo, creó el mundo tecnológico moderno en el que vivimos. Pero es momento de que miremos el espectro desde un  punto más amplio, si tomamos como referencia su productividad y su prosperidad, la economía industrial moderna está plagada de errores y fallos de funcionamiento, que no se planearon hace 100 años cuando comenzamos con esta carrera de generación de riquezas y bienes, este avance hacia la economía actual ha llevado a cambios sociales muy trascendentes, algunos han ayudado a mejorar y otros han empeorado muchos aspectos. No cabe duda decir que la revolución industrial ha creado muchas riquezas y  ha mejorado el bienestar material de mucha gente, siendo este de las mayores herencias de la revolución industrial. Pero al mismo tiempo ha generado un impacto social negativo, generando  una tendencia a concentrar riqueza en bolsillos de unos pocos, lo cual lleva como consecuencia a la desigualdad social.

Y algo inherente a este proceso, es el nuevo concepto de las necesidades y mas que las necesidades las formas en las solucionamos y con que, este, tan pensado y trabajado por qué, es el que integra a el diseño industrial en la historia de la humanidad, y lo que se podría preguntar es que si el diseño industria está ligado a la humanidad como un valor tangible, mas porque siendo una expresión intangible de imaginación, creatividad y oportunidad  de los seres humanos, su desarrollo ha estado ligado a algo no tan directamente humano como la generación y obtención de riquezas. Este fue el fin de el uso del diseño en la concepción y la realización  de la revolución industrial, esto es claro si pensamos en la revolución industrial como un producto de los nuevos cambios tecnológicos de la época y de una concepción netamente establecida por la producción y lo beneficios económicos.

Desde un punto de vista medioambiental, esta carrera por la industrialización produce anualmente toneladas de químicos tóxicos, desde el inicio de la industrialización del planeta el ser humano ha arrojado a la atmosfera más de 70.000 sustancias toxicas en su entorno*1, y de muchas de ellas sabemos muy poco. Esto se ha generado debido a la evolución misma de nuestros sistemas de manufactura, que mantienen usos intensivos de energía, centro y cuerpo del poder de la industria, debido a nuestra falta de fuentes utilizables de energía, dicha energía tan fundamental para el sistema completo solo ha sido obtenida a través de los años,  primero en el vapor y hace ya mucho tiempo, en la explotación de combustibles fósiles, también estos mismos medios de manufactura requieren de la extracción y la apropiación de ecosistemas enteros y de depósitos geológicos. La producción y el uso de bienes de consumo por estos sistemas industriales generan enormes  cantidades de residuos, que día a día se acumulan en rellenos sanitarios, mares, ríos y en la atmosfera.


El impacto causado por estas prácticas incluye en estos últimos años la mayor tasa jamás alcanzada de extinción de especies, y el cambio climático de la tierra, convirtiendo al desarrollo industrial en la primera fuerza geológica, biológica, y química del planeta tierra.

Estas condiciones tan extremas que ha generado la industrialización de los procesos productivos plantean muchas inquietudes, para hacerle frente a los retos que trae el futuro para el planeta y sus ocupantes, y al ser nosotros lo seres dominantes del planeta tierra, estamos prestos a tomar la iniciativa para lograr cambios y poder prosperar con el ambiente y con los demás seres de la tierra. Pero antes de lograr dicha armonía hay que empezar por mirar hacia atrás y preguntarnos viéndolo desde nuestro punto de vista ¿Quién diseñaría, pensaría o pondría en práctica un sistema (Revolución Industrial) con errores tan grandes? Esta sería la pregunta más lógica para comenzar a analizar las causas y razones que nos han llevado a hacer las cosas tal como las hacemos ahora. La respuesta a la que llegaríamos después de analizar muchas cosas seria que nadie nunca haría semejante cosa, esta situación de la que se deriva nuestra economía industrial no se sentaron a diseñarla ni un ingeniero ni un arquitecto ni  un diseñador, surgió, como resultado de una serie de decisiones y actos, unos pequeños e insignificantes, otras grandes e importantes que nos han llevado paso a paso hasta donde nos encontramos.

Miremos como están las cosas en la actualidad, como el diseño ha variado para interactuar con los nuevos usuarios y espacios generados por la velocidad de los tiempos actuarles. El ser humano contemporáneo se relaciona cada vez más vaga y  superficialmente con lo que lo rodea y más especialmente con los objetos que usa a razón de la manera compulsiva en que estos son producidos (concepto productivo arraigado desde la revolución industrial) y se consumen desplazándose frenéticamente unos a otros. Cambiar y renovar la forma vienen siendo en términos generales la premisa de los diseñadores, acostumbrando a los consumidores (usuarios) a ver y caracterizar el diseño por su gran capacidad para generar ambientes artificiales con exuberantes cualidades formales. Esto junto con el protagonismo que desde la revolución industrial en adelante ha venido adquiriendo el diseño en la sociedad de consumo, ha conducido a que lo usuarios enfoquen su atención en la función simbólica de los objetos, demandando productos efímeros que permiten reafirmar tal consumo a niveles exuberantes.

La idea de que la función es inherente al objeto y que ésta debe ser reforzada con connotaciones más allá de las de su uso practico, otorgándole un excesivo protagonismo, resultado que responde mas a una extrema vanidad de diseño que a una verdadera esencialidad, no es más que una oda y una obsesión por la forma, esto explica que la Revolución industrial ha ido llevando a los diseñadores a alimentar una cultura de la moda mas que una de la practicidad y la armonía con el medio ambiente, estando así, la esencia de los objetos ha venido siendo remplazada por la increíble y excesiva atención al aspecto, de modo incoherente con un mundo que comienza a sentirse hastiado de la exuberancia.

Viendo lo de esta manera el diseño parece estar estancado, al servicio de las satisfacciones  transitorias,  de las necesidades de gratificación y del deseo de posesión, sin pensar en el consumo cada vez más acelerado de energía y objetos. Esta en los nuevos diseñadores el encontrar maneras de disminuir  la dependencia de materia y energía mediante el replanteamiento de las rutinas de uso y generando nuevos estilos de vida.


Teniendo en cuenta esto podríamos decir que nos encontramos en un sistema diseñado por nadie,  que nadie pensó detenidamente y que nunca fue pensado para trascender hasta nuestros días, y al que nadie controla. A nuestros días solo hemos descubierto una pequeña parte de los problemas medioambientales y de otros tipos creados por los procesos usados desde sus inicios hasta nuestros días, pese a lo cual, la reacción de la humanidad ha consistido en seguir como lo estábamos haciendo, aplicando métodos o teorías tales como las de “final de Tubo” que aunque alargan el tiempo en el que se genera el impacto siguen generando impacto, para afrontar este situación amenazadora para la raza humana se deben tomar en cuenta posiciones como las de William McDonough quien plantea:

“Vemos un mundo con más abundancia que limitaciones. En medio del barullo de tanta cháchara sobre reducción del impacto ecológico de los humanos, ofrecemos una visión distinta. ¿Qué pasaría si los humanos diseñáramos productos y sistemas que celebraran la abundancia de la creatividad, la cultura y la productividad humanas? ¿Qué fueran tan inteligentes y seguros que nuestra especie dejara una huella ecológica para el disfrute, y no para la interpretación?”*2

Para traducir mejor estas palabras se puede tomar como ejemplo  las hormigas del planeta, que en conjunto suman una biomasa mayor que la de los humanos, las hormigas han sido increíblemente  industriosas durante millones de años. Y, sin embargo, su productividad es beneficiosa para las plantas, los animales, y el suelo. Si esto se compara con la industria humana ha funcionado a pleno rendimiento apenas algo más de un siglo, pero ha provocado el declive de prácticamente todos los ecosistemas del planeta en mayor o menor  grado, lo cual habla mucho de nosotros y de todos nuestros procesos de creación diciéndonos claramente que la naturaleza no tiene inconvenientes de diseño, los problemas los tenemos nosotros.

Esto plantea una pregunta a las nuevas generaciones de diseñadores, estará el diseño preparado para hacer la nueva revolución industrial, una revolución  en la que  lo importante no sea la producción ni el beneficio económico, una revolución en la que el fin máximo sea, lograr  lo mejor  de la personas, haciéndoles la vida mejor ayudando al planeta donde viven. Si todos los diseños se hicieran pensando en esta pequeña premisa el diseño podría pasar de ser el creador de tan incómoda situación del plantea y los seres humanos a ser el mediador entre la interacción de los humanos y las cosas con el planeta, siendo este el objetivo máximo de la creación de objetos para solucionar las necesidades latentes de los seres humanos y sus deseos, haciendo del diseño el generador de un bucle de conocimiento y creación que tiene como fin la felicidad armoniosa de los humanos y sus herramientas y vidas diarias.

Para ampliar el punto podemos tomar el ejemplo más claro de las pautas para diseñar la revolución industrial del libro cradle to cradle de Mcdnough y Braungart que dicen:


Diséñese un sistema de producción tal que:



   ·        Cada año, se expulsan miles de millones de kilos de materiales tóxicos al aire, al agua y al suelo.
   ·        Se fabriquen algunos productos tan peligroso que requieran vigilancia constante por parte de las futuras generaciones.
   ·        Tenga como consecuencia la generación de cantidades gigantescas de desechos.
   ·        Se entierren por todo el planeta materiales valiosos que jamás podrán ser recuperados.
   ·        Se requieren miles de complejas normativas legales, no para mantener intactos los sistemas naturales y las personas, sino para que no se envenenen demasiado rápidamente.
   ·        La productividad se mida por la poca gente que trabaja.
   ·        La prosperidad sea creada a base de  destruir o reducir los recursos naturales, que luego serán enterrados o quemados.
   ·        Se reduzca la diversidad de especies y culturas.

Esto resume la idea de cómo hemos venido llegando a donde a donde nos encontramos , planeado o no, los resultados son los mismos, los elementos de la industria han generado una situación de conflicto que si no se toman decisiones pragmáticas al respecto nos van a llevar a una situación muy desfavorable para la reza humana y sus futuras generaciones, es hora de plantar cara al reto y pensar más naturalmente para poder vivir naturalmente.

Esto nos plantea un reto a nosotros como diseñadores, diseñadores de el mundo futuro, un mundo que nos plantea una inminente relación con las maquinas, y como creadores y promotores del nuevo futuro nos deberíamos empezar a esforzarnos por sentar los cimientos sobre los que construir un nuevo estilo, y en mi opinión, el origen reside claramente en no crear nunca nada que no posea una razón válida para existir, incluso con la todopoderosa aprobación de la historia y las múltiples consecuencias de sus potentes máquinas y la visión capitalista de la producción y de los mismos consumidores.

Con esto en mente podemos reafirmar la postura de George Nelson hacia las oportunidades latentes en el diseño.
“¿Cuántas cosas se pueden hacer para mejorar, y cómo evitas las cosas que no ayudan a ello? Si hay un compromiso moral –o una oportunidad- para un diseñador, es precisamente ése.”

Esta frase enmarca los objetivos venideros para la concepción de un mundo futuro, un mundo futuro en el que las palabras de Diter Rams  no enmarquen  la esperanza y el desarrollo mundano  actual que nos ha traído a donde estamos.
“los excesos de lo hecho por el hombre constituye un caos feo, ineficiente y deprimente.”
Esta visión de la producción, un poco apocalíptico nos debe despertar para plantar cara a  la creación de nuevas visiones que nos guíen hacia un nuevo presente teniendo en cuenta que las culturas deberían ser preservadas sin importar nada, el diseñador debe crear el vinculo de la industria con la cultura, creando así una muestra de la tan anhelada pluriculturalidad porque como menciono alguna vez Ettore Sottsas.
“la industria no debería comprar cultura, debería ser cultura”

En la concepción de un bien superior, en los productos industriales, está el ideal futuro del desarrollo  del diseño industrial.

Como diseñadores nos deberíamos enfrentar con valor y decisión a que el cambio por un mejor mundo presente y futuro está en nuestras manos, o mejor dicho en nuestros lápices, lápices que tienen que saber historia, Sobre todo porque los que no saben de historia están condenados a repetirlo,  Se aprende de la historia, esto los diseñadores deberían saberlo saber que cuando los lápices saben de historia  y miran hacia el futuro, podemos abrir los ojos y caminar hacia un mejor futuro, un futuro diseñado para todos.


"Si queréis ir rápido, id solos si queréis ir lejos, id juntos" Proverbio Africano

Bibliografia:



-BAUDRILLARD, Jean. “Críticas de la economía política del signo”  Capítulo; “Diseño y entorno o la escalada de la economía política” Editores, Siglo Veintiuno. México 2002.

-MARX, Carlos. “Contribución a la crítica de la economía política”  Capítulo ·1:Producción, consumo, distribución, cambio (circulación). Editorial Progreso. 1989.
-HUSTWIT, Gary. “Objectified” Registro audiovisual. 2009.

-LEONARD, Annie. “The story of stuff” Registro audiovisual. 2007.

-DANNORITZER, Cosima. TVE. “Compra- tira- compra”.

- MCDONOUGH y BRAUNGART, Cradle to Cradle, Editorial Mc Graw Hill. 2009 *2

- WEISMAN, Alan. El Mundo Sin Nosotros, editorial Debate 2007

- GORE, Al. Nuestra Elección: Un plan para resolver la crisis climatica. Editorial Gedisa.2009 *1
- STEPHEN BAYLEY  y TERENCE CONAN. Diseño, Inteligencia hecha materia. Editorial BLUME.2008

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